Toyota Avensis 2.2 D-4D, prueba (parte 1)

En esta ocasión vamos a hablar de una berlina japonesa con motor turbodiesel de 150 CV. Nos hallamos ante un coche que suma argumentos por todas partes para que nos guste, aunque estéticamente hablando tenga sus más y sus menos. En cierto modo rompe un poco con el Avensis que ha reemplazado.
Es una curiosa combinación de diseño clásico y moderno, respeta el lenguaje de diseño de la marca aunque se lo salta por algunos lados en mi opinión. En todo caso, tras leer esta prueba, pocos van a quedarse indiferentes ante este señor coche. Veamos los motivos.

Exterior
No suelo valorar la estética al ser algo muy subjetivo, pero creo que a Toyota se le ha ido la mano queriendo hacer al Avensis menos señorial y más atractivo para compradores más jóvenes. Ese frontal que le han puesto no me convence, incluso parece que desentona un poco con el resto del diseño. Lo dicho, que para gustos están los colores.


El nuevo Avensis se vende con dos carrocerías, o sedán o familiar, no tiene una versión berlina. Esto significa que el portón es independiente de la luneta trasera y que no lleva limpialuneta, además que el espacio de carga no es tan accesible como con un portón grande. Una clara ventaja de ser sedán es que el portón apenas se eleva y no hay que temer que golpee ningún techo.
No destaca por su sobresaliente aerodinámica, tiene un Cx de 0,28, pero en el interior da otra impresión como veremos más adelante. Pese a medir casi 4,7 metros de largo resulta más maniobrable que otros turismos de su segmento, sólo necesita 10,8 metros entre bordillos para hacer un giro de 180 grados.

Los neumático son Michelin Pilot Exalto en dimensiones 215/55 R17, con llanta de aleación. El coche tal y como lo vemos es el modelo más básico, es decir, Active, sin más extra que la pintura metalizada. Ningún logotipo le discrimina como un petrolero, y a los oídos de más de uno pasaría perfectamente como un gasolina, de eso hablaré después.
Interior

Hablamos de un modelo que cuesta casi 27.000 euros y el interior está a la altura de unas expectativas altas. El diseño podrá gustarnos más o menos, pero la calidad y la pasión por los pequeños detalles se notan en casi todo el habitáculo. Las piezas ensamblan perfectamente, hay recubrimientos de goma en los portaobjetos, la guantera tiene tapizado, materiales agradables, etc.

Pese a ser un modelo “básico” no vamos a encontrar ninguna carencia ni cutreces como volante de plástico o que sólo se regule en altura. Casi todo lo que desearía un conductor normal y corriente está incluido, se detallará este aspecto en la parte 3 de la prueba. Sólo hay un par de detalles que mosquean un poco, pero serán pasables para la mayoría.
En primer lugar, los asientos no parecen sujetar el cuerpo tan bien como en otros modelos semejantes, y en segundo lugar cuando se escuche determinada música con graves y el volumen moderado tirando a levemente alto se perciben vibraciones en el retrovisor interior. Por otro lado, tampoco creo que muchos dueños del Avensis escuchen Subliminal Sessions.

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